- Proveer un sellado excelente una vez endurecido.
- Producir adhesión adecuada entre si, así como con las paredes del conducto y el material de obturación.
- Ser radiopaco.
- No pigmentar el diente.
- Ser estable dimensionalmente.
- Ser fácil de mezclar e introducir a los conductos.
- Ser fácilmente removido si es necesario.
- Ser insoluble a los fluidos bucales.
- Ser bactericida o no favorecer el crecimiento bacteriano.
- No ser irritante a los tejidos periapicales.
- Tener un fraguado lento para permitir tiempo de trabajo suficiente.
- No debe generar una respuesta inmune en los tejidos periapicales.
- No debe ser mutagénico ni carcinogénico.
Los selladores deben ser biocompatibles y ser bien tolerados por los tejidos perirradiculares. Todos los selladores exhiben cierta toxicidad cuando recién se mezclan; sin embargo, su toxicidad se reduce importantemente cuando endurecen.
Los selladores son reabsorbidos cuando se exponen a los tejidos y fluidos tisulares, pero no todos los selladores que se extruyen son previsiblemente retirados por los tejidos perirradiculares. Por lo tanto, los selladores no deben ser rutinariamente expuestos en los tejidos perirradiculares como parte de las técnicas de obturación.