Universidad Nacional Autónoma de México Campus Iztacala
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Revista Electrónica de Psicología Iztacala
Vol. 6 No. 1
enero de 2003


ANÁLISIS Y REFLEXIONES SOBRE LA TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL
José de Jesús Vargas Flores1 y Edilberta Joselina Ibáñez Reyes2.
Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Estudios Superiores
Plantel Iztacala



 
 
 
 
 
 

RESUMEN
Se presentan un conjunto de puntos a discusión sobre la importancia y la forma en que se va dando la transmisión integeneracional. Entre las más importantes, está la funcionalidad del comportamiento de los padres hacia los hijos, la selección de pareja, el comportamiento de los hijos hacia los padres y sus efectos sobre la emocionalidad de la familia. Asimismo, se discuten las ventajas y desventajas de la transmisión intergeneracional. Por último, se plantea la forma en la que se va dando este importante proceso psicológico.

Descriptores. Transmisión intergeneracional, psicoterapia, terapia familiar.
 
 



Abstract

Here we present a discussion point about the importance and the intergenerational transmition way. between the most important facts we have the functionality of the parents behaviour with their children the ability for chosing a partner and the children behaviour with their parents also the efects on the family emotions. Also we dicuse the advantages and disadvantages of the intergenerational transmission. At last we analize the way this psycological process is given.
Descriptors. Intergenerational transmission, psychotherapy, family therapy.
 
 

  1 Profesor titular del Área de Psicología Clínica. Correo: jjvf@servidor.unam.mx
 

2 Profesor Asociado del Área de Psicología Experimental Animal. correo joselinai@hotmail.com
 
 

La transmisión intergeneracional no es un proceso que se da en un momento puntual determinado. No es algo que se dé en un momento dado especial, sino que más bien es algo que se va dando a lo largo de la vida cotidiana. La convivencia diaria y cotidiana con el hijo y con la pareja (Thompson y Bolger, 1999) es lo que va dando la pauta para que, a través de la vida diaria, el trato normal, los ritos diarios que va llevando a cabo la familia, la interacción marital y la interacción filial, va construyendo y reconstruyendo una vida hacia delante y hacia atrás (Larson y Almeida, 1999; Downey, Purdie y Schaffer-Neitz, 1999; Manlove, 1998). A través de este trato diario, los padres van reproduciendo las pautas de interacción que a su vez tuvieron con sus padres y hermanos y en el trato diario familiar van construyendo lo que serán los estilos de vida de sus hijos. Es un proceso tan lento y gradual, que es casi inconsciente. Los seres humanos no pueden estar conscientes de todo lo que hacen todo el tiempo, por lo que hacen lo que en ese momento les parece correcto, normal, lo que se les enseñó a hacer, lo que les parece más sencillo, más automático. Por lo tanto, hacen lo que tienen más a mano sin cuestionarse demasiado si esto o aquello será correcto. Solamente cuando las cosas no salen bien, como se esperaba, cuando la ejecución de determinado comportamiento pone en juego la seguridad de sí mismo o de la familia, entonces se hace un cuestionamiento acerca de lo adecuado o no adecuado de acuerdo  las circunstancias (Marks, 1998). En ocasiones, ni aún cuando se pone en peligro a la familia ni a sí mismo, se hacen intentos de ejecutar cambios, como ocurre en los problemas de adicción. Pero en general, a pesar del poder de previsión que tienen los seres humanos y que llevan a cabo dicha habilidad en muchos aspectos, tanto de la vida social como individual, es imposible que lo hagan en todos los terrenos y en todas las circunstancias. Y la transmisión intergeneracional es algo que se va dando al paso del tiempo, de una forma tan pausada, que difícilmente es posible ser monitoreada por la persona, tanto hacia sus padres como hacia sus hijos (Miller, Kramer, Warner, Wickramaratne y Weissman, 1997). Esta es una de las razones por las cuales existe en general poco interés en este tema entre las personas legas. El tema puede parecer interesante, pero no se le da importancia en su verdadera dimensión.
La transmisión intergeneracional es un proceso, por lo tanto, que se va dando en forma automática e inevitable dentro de la familia. Sin embargo, también los estilos de apoyo intergeneracional son diferentes dentro de diversos contextos sociales, clases y niveles económicos (Lee y Aytac, 1998; Lee, Peek y Coward, 1998). De esta forma, los estilos de transmisión intergeneracional y de apoyo hacia los padres es un proceso en el que se esperan diferentes cosas de acuerdo a lo que se espera de acuerdo a las costumbres sociales imperantes. En particular, en México, se espera que los hijos se hagan cargo de los padres cuando éstos ya no tengan la posibilidad de bastarse a sí mismos.

A partir de trabajos anteriores publicados (Vargas e Ibáñez 2002) y con base en la reflexión, podemos describir los puntos más importantes que se desprenden de un análisis teórico sobre la transmisión intergeneracional y que se describen a continuación:

a. Todos los miembros de la familia cubren algunas necesidades emocionales de los demás. Cada uno de los miembros de la familia tiene sus propias necesidades emocionales. La principal necesidad emocional del ser humano es la relación que establece con los demás, porque en los demás se refleja a sí mismo y tiene la necesidad de ello. Cuando un niño nace, aparte de sus necesidades físicas, también tiene grandes necesidades emocionales que generalmente cubren los padres. Pero cada uno de los padres también tiene grandes necesidades emocionales, los cuales cubren en forma completamente diferente para cada persona, su pareja, sus hijos, sus padres, sus hermanos, sus amigos y las demás relaciones interpersonales que se desarrollan a lo largo de la vida. Cuando alguien hace sacrificios por un hijo, en realidad lo hace por sí mismo, proyectando su vida hacia el futuro e intentando que éste siga una dirección determinada por él mismo. Desde que nace un hijo, se proyectan sobre éste una serie de expectativas y a lo largo de su crecimiento, en forma más o menos automática, se va alentando una dirección predeterminada por los padres, la familia y la sociedad (Hazan y Shaver, 1987; Ijsendoorn, 1995). Esta transmisión se da de una forma muy compleja, por ejemplo Larson y Gillman (1999) y Almeida, Wethington y Chandler (1999) describen la forma en que se da la transmisión de emociones, que es la parte más importante de la transmisión intergeneracional. Cuando un hijo se desvía de éste camino, en ocasiones, cuando los padres son poco diferenciados (es decir, que existe una gran dependencia emocional), se genera una gran cantidad de estados emocionales, tales como la ira, coraje, resentimiento, etcétera. Se intenta por todos los medios, pero generalmente los medios están muy cargados de emociones negativas, que el hijo recupere el camino prestablecido por los padres. Cuando éstos son muy indiferenciados (usamos poco diferenciados e indiferenciados como sinónimos), utilizando el concepto de la banda de comodidad, los padres no permiten que el hijo se desvíe un solo milímetro de lo preestablecido (ver Vargas e Ibáñez, 2002). Al hacer esto, se genera una gran cantidad de tensión dentro de la familia y tanto los padres como los hijos caen en estados psicopatológicos. Cuando los padres tienen alguna cantidad de diferenciación (independencia emocional), permiten, igualmente dentro de ciertos límites, aunque en forma más amplia, dentro de  una banda más ancha, que los hijos tengan un rango razonable de libertad para escoger su propia forma de ser. Pero el punto importante aquí es que la familia es un sistema del que todos toman cierta ventaja para cubrir sus propias necesidades emocionales. Nadie se salva de este principio.

b. Los conflictos intrapsíquicos provenientes de la familia de origen se repiten, se reviven, se crean defensas contra ellos o se superan en la relación con el cónyuge, los hijos o cualquier otro ser íntimo. Éstos conflictos no se van dando en forma lineal, sino que se van transformando y cambiando con el tiempo (Hare, Canada y Lim, 1998; Kinsman, Wildman y Smuker, 1999). En ocasiones empeoran y en ocasiones mejoran. Pero la forma en que se presentan es a través de las relaciones íntimas que se establecen dentro de la familia y se desarrollan a través de la pareja, los hijos, los padres, los hermanos y demás parientes (Kaufman y Uhlenberg, 1998; Kirkpatrick y Davis, 1994). El hecho de que alguien tenga dentro de su familia la figura del padre y de la madre, no significa que ya son una familia sana. La sanidad se encuentra más en función de unos adultos lo suficientemente diferenciados para permitir que el niño crezca dentro de un ambiente estructurado, al mismo tiempo que libre para expresarse.

c. La principal necesidad humana que sirve como motivación es la relación humana satisfactoria. Cubrir esta necesidad es una de las tareas primordiales de los seres humanos dentro de su desarrollo psicológico y social. Se busca cubrir esta necesidad a través de todas las relaciones significativas que se establecen; pero las relaciones que más cercanas se tienen son las que se establecen con la familia, específicamente con la pareja y los hijos (Bartle-Haring y Sabatelli, 1998; Morgan y Wilcoxon, 1998; Suddaby y Landau, 1998). Aunque también se establecen dentro de cualquier circulo social, como el trabajo, los amigos, las relaciones con el sexo opuesto, etcétera. En todas las relaciones intentamos dar una imagen positiva que nos cree un aura de seres positivos y seguros de sí mismos. Esta necesidad es el centro de la autoestima. Cuando una persona siente que se ha lastimado su autoestima en una relación determinada, es porque esta necesidad no se ha cubierto. Cuando una persona siente que su ego crece, es porque esta necesidad emocional se ha cubierto satisfactoriamente. Luego entonces, mucha de la investigación de la emocionalidad del ser humano debería de dirigirse a esta línea de investigación.

d. El establecimiento del vínculo con los demás y el tipo de vínculo determinan en gran medida las relaciones que establece el ser humano con los demás y en especial con su pareja. El ser humano, como ser social, vive en relación con los demás y esta relación y la forma en que se da, influye en la forma en cómo se establecen las relaciones con la familia. La forma en que estableció su vínculo con los padres y las personas significativas, determina en gran medida la forma en cómo establecerá su relación con su pareja y posteriormente con sus hijos. Esta determinación estará matizada por otro tipo de variables, como los compañeros, la escuela, los profesores, etcétera. Pero definitivamente esta variable es muy importante.

e. Se efectúan intentos inconscientes para modificar las relaciones íntimas a fin de obligarlas a amoldarse a los modelos de rol internos —problema central de las dificultades conyugales. Por esto las personas no alcanzan a explicarse por qué de sus fracasos por establecer un vínculo emocional productivo y emocionalmente satisfactorio, como ocurre con las personas con problemas emocionales graves. Pero tampoco esto es claro con las personas que permanecen relativamente sanas. La vida de la mayoría de las personas transcurre de una forma más o menos automática e inconsciente. No se detienen a reflexionar si determinada acción o emoción está de acuerdo a lo que está ocurriendo, sino que se dan en forma espontánea, a partir de un aprendizaje previo que se da generalmente en la infancia (Gottman y Levenson, 1999a y b). Solamente cuando estas reacciones son demasiado problemáticas o son identificadas como problemáticas por la familia o la sociedad en que se desarrollan, es cuando se hace consciente de estas emociones y se propone un cambio. Pero en general las personas tienden a acomodar su visión de las cosas de tal forma que piensen que todo está bien. Piensan que su relación con su pareja carece de conflictos, que simplemente aman a sus hijos y que esto es suficiente para que las cosas vayan bien (Surra, 1990). Se tiende a negar las emociones desagradables o a verlas como normales sin darles su debida dimensión. Esto es un mecanismo de defensa que le permite al sujeto desarrollarse en su medio sin estarse conflictuando continuamente. Pero este concepto es importante dentro de la transmisión intergeneracional, porque implica que la mayor parte de la misma se da en forma inconsciente.

f. Por lo general las personas no eligen la pareja que quieren, sino que reciben la pareja que necesitan. La selección de pareja se da, como ya se ha mencionado, buscando cubrir de la mejor manera sus necesidades emocionales a partir de las vivencias tenidas en la familia de origen. Se ‘escoge’ una pareja que, según espera, le permitirá al individuo eliminar, reproducir, controlar, superar, revivir o cicatrizar, dentro de un marco diádico, lo que no pudo saldarse internamente (Sharpsteen y Kirkpatrick, 1997; Tidwell, Reis y Shaver, 1996). La transmisión intergeneracional se sigue dando, porque estas relaciones que establecen con sus hijos afectan a los mismos, los cuales toman estos elementos para su posterior reproducción con su sello personal. De acuerdo con la crianza que se haya tenido durante la infancia, se crece con ciertas necesidades emocionales, como ya se mencionó anteriormente, y de acuerdo a estas necesidades, se busca a la pareja que mejor las cubre. Se selecciona del ambiente que rodea a la persona a la pareja que puede cubrir estas necesidades y se busca establecer una relación con ella. Cuando ambos miembros de la pareja tienen la sensación de que el otro cubrirá estas necesidades, generalmente deciden casarse o se enamoran perdidamente. Los seres humanos no nos enamoramos de alguien que no cubra estas necesidades (Wang y Nguyen, 1995; Mikulincer, 1995; Mikulincer y Florian, 1999). Cuando alguien no tiene las características que se esperan, no surge lo que la gente comúnmente llama “química”. Es decir, que esta persona no provoca ninguna emoción a pesar de que tal vez cubre las expectativas sociales de belleza o de nivel social.
 

La transmisión intergeneracional es un fenómeno complejo, que se va dando a lo largo de las generaciones de seres humanos que han existido y que seguramente existirán (Thompson y Bolger, 1999; Halford, Sanders y Beherens, 2000). Este fenómeno, como todos, tiene grandes ventajas y desventajas.

Ventajas y desventajas de la transmisión intergeneracional.

Por un lado, las ventajas que tiene la transmisión intergeneracional le permite a la familia avanzar y evolucionar. El niño nace dentro de una familia que, independientemente de él, tiene idioma, costumbres, una forma particular de afrontar los problemas, de abordar la realidad, y otros aspectos complejos. Todo esto le es transmitido a los hijos dándoles la ventaja de la experiencia de sus padres (White, 2001). El aprendizaje se da de una forma más fluida y no es necesario gastar tantas energías en llevarlo a cabo. Además, cuando los hijos se adaptan a la forma de ser de los padres, se identifican entre sí estrechando los lazos emocionales entre ellos (Hall y Docherty, 2000). Este aspecto emocional es muy importante, porque es una de las principales motivaciones para que se lleve a cabo la transmisión intergeneracional. Este fenómeno hace que el intercambio emocional se lleve a cabo de una forma fluida. Los padres ven con agrado que los hijos se parezcan a ellos mismos y los hijos se ven satisfechos al hacer lo que sus padres les dictan, cubriendo de esta forma sus necesidades afectivas. Cuando este intercambio emocional de da de una forma mutuamente satisfactoria, la transmisión intergeneracional va jugando un papel importante en el desarrollo y crecimiento de la familia a lo largo de muchas generaciones, permitiendo el desarrollo emocional de la familia. Los hijos que son amados y queridos van creciendo y siendo cada vez más maduros e independientes emocionalmente hablando, por lo tanto, cada vez más diferenciados.

Por otro lado y es un hecho del que es necesario hablar a pesar de ser un tema no muy agradable para los padres, cuando éstos se  hacen ancianos, esperan al menos ser atendidos en cierto grado por sus hijos cuando éstos se encuentren en un estado de salud como para ser físicamente dependientes. Los lazos emocionales que se han desarrollado a lo largo de años de convivencia de una u otra forma, desembocan, si se da la posibilidad, de una atención terminal por parte de los hijos cuando los padres son suficientemente viejos y se encuentran enfermos (Eggebeen y Davey, 1998; Silverstein y Long, 1998; Lee y Aytac (1998)

Desventajas de la Transmisión Intergeneracional

La desventaja de la transmisión intergeneracional es que, de la misma manera en que la familia evoluciona en sentido positivo, también lo hace en forma negativa. Es posible que los hijos no sean queridos o no se sientan queridos que, para efectos de lo que se afirma, es lo mismo. En este momento, se crea un conflicto creciente entre padres e hijos exigiéndose mutuamente la satisfacción emocional. Los hijos exigen que los padres los quieran y los aprueben en lo que hacen y dejan de hacer. Por otro lado, los padres exigen que sus hijos sigan los senderos exactos marcados por ellos; cuando se salen solo un poco, se sienten decepcionados y traicionados, por lo que su reacción es imponer de una forma o de otra sus órdenes. Los hijos se sienten igualmente traicionados por sus padres debido a que se encuentran en medio de los triángulos establecidos entre sus padres. Pero cuando los padres se llegan a unir o no les conviene estar en ese momento mutuamente en contra, abandonan al hijo a su suerte y éstos son objeto de la violencia de uno de los padres. Por ejemplo, la madre comienza a criticar al padre por algún comportamiento, como beber en exceso y alienta al hijo a llamarlo de diversas formas. Cuando la madre y el hijo se unen para atacar al padre, todo va muy bien. Pero repentinamente, por la dinámica de la pareja, la madre abandona a su suerte al hijo y le exige que sea respetuoso con el padre dejando que éste lo castigue a su gusto. El hijo se siente traicionado por la madre, pero no le es posible retirarse del campo, por lo que tiene que sufrir las consecuencias de la alianza con la madre. En otro momento, es el padre quien comienza a criticar algún defecto de la madre y alienta a su hijo a hacerlo junto con él para repetir el círculo descrito.
Cuando los padres utilizan de esta manera a los hijos, de la misma forma en que los padres se aprovechan de los hijos, éstos lo hacen de los padres. Los hijos comienzan a comportarse de forma inmadura, creando dependencia de los padres, porque éstos necesitan de una persona que  dependa de ellos. Por supuesto que es una situación mutua entre padres e hijos y ambos bandos se adaptan a sus necesidades emocionales. Pero en ocasiones no llega a ocurrir así. A veces los hijos, debido a circunstancias difíciles de explicar, pero que tienen que ver con el contacto con el exterior de la familia y con la forma de ser personal de ellos mismos, llegan a darse cuenta del juego en el que se encuentran, retirándose de él. A pesar de que los padres intentan por todos los medios alentarlos a entrar en el juego, éstos se rehúsan a hacerlo. Los padres los acusan de traición, de ingratitud y demás adjetivos. Pero los hijos se van alejando e independizándose poco a poco dejando a los padres con sus propios problemas para que los resuelvan ellos mismos. Aquí los hijos maduran y se independizan emocional de los padres alcanzando aunque sea un nivel un poco más elevado que el de sus padres.
Cuando no ocurre así, los hijos van tendiendo hacia la inmadurez y la dependencia. Como no pueden evitar que el tiempo pase y se hagan su edad sea cada vez mayor, pueden detener el tiempo de otras formas. Pueden comenzar a alcoholizarse de manera escandalosa, comenzar a reprobar materias de la escuela, a drogarse, a juntarse con bandas que los hacen meterse en problemas legales. A veces llegan a casarse, pero nunca crean una relación positiva con el sexo opuesto a largo plazo. Pueden llegar a terminar su carrera profesional y comenzar a trabajar y forjarse aparentemente un brillante futuro profesional. Pero esto es a muy corto plazo, porque comienzan a dar inexplicables tumbos hacia el fracaso. Comienzan a endrogarse, a cometer graves errores, de tal forma que, nuevamente, tiendan hacia la dependencia de los padres quienes intervienen con sentimientos ambiguos al rescate de sus hijos. Por un lado se sienten complacidos por la dependencia de sus hijos, pero por el otro, siempre les echan en cara sus errores y se colocan, al ayudarlos, en una posición que les permite criticarlos e intentar inútilmente a guiarlos por el buen camino. Los regañan, les dan consejos, los insultan, los guían y se siguen comportando con sus hijos como si éstos fueran pequeños. La situación sigue siendo ambigua. Por un lado, el hijo se siente incómodo por los continuos regaños y reclamos, pero por el otro lado, le parece cómodo recurrir continuamente a sus padres para el rescate continuo. Los padres se sienten mal por tener un hijo en el cual tienen que invertir sin obtener aparentemente nada a cambio, pero por el otro, como ya se afirmó, se sienten complacidos porque el hijo les permite seguir desempeñando su papel de padres protectores y rescatadores, como si fuera pequeño.
Cuando los hijos viven dentro de un ambiente como  éste, tienden a repetir las trampas que les hicieron sus padres. Exigen a su pareja que sean perfectos de acuerdo a un estándar estricto (banda de comodidad estrecha). Los someten a dobles vínculos de tal forma que la pareja nunca puede quedar bien con el otro. Cuestionan cada uno de sus actos criticándolos constantemente. Se sienten incómodos con sus parejas, pero ante la necesidad emocional que tienen, no son capaces de separarse. Otra alternativa es que se separan constantemente, buscando siempre una pareja que cubra sus necesidades. Generalmente estas necesidades son cubiertas momentáneamente porque no conocen de cerca de la pareja, se enamoran de ella y la consideran perfecta. Pero cuando ya entran en un compromiso con ella y la conocen de cerca, comienzan a darse cuenta de sus defectos y no son capaces de entenderlos y tolerarlos, por lo que se vuelven a separar y a buscar a otra pareja y así sucesivamente. Van en busca de alguien que cubra de manera “perfecta y exacta” sus necesidades emocionales.

Dentro de la familia y a lo largo de la vida de los sujetos, la transmisión intergeneracional se va dando de diferentes formas dependiendo de las diversas variables que intervienen en el desarrollo de este fenómeno (Luescher y Pillemer; 1998). En términos generales, son tres las formas a través de las cuales se va dando la transmisión intergeneracional:
a) En forma directa y lineal. Esta es una forma sencilla de continuar con la transmisión intergeneracional. Una particularidad tanto de esta como de la última, es que se da en forma completamente inconsciente y cuando se explicita, se tiende a negar rotundamente. Claro que todos tienen vidas diferentes, pero en el fondo, se tiende a repetir los estilos (Halford, Sanders y Beherens, 2000). La sociedad, la tecnología, las necesidades son diferentes a lo largo de diferentes épocas, pero el estilo es el mismo. En general, casi toda la gente utiliza este sendero. Pero como todo, nada es completamente lineal. En ocasiones buscan en su pareja el carácter de su progenitor del sexo opuesto. Por ejemplo, una mujer busca que su esposo tenga las características suficientes para repetir su relación con su padre. Pero en otras ocasiones, buscan las características de su progenitor del mismo sexo. Por ejemplo, buscan que su esposo tenga las mismas características de su madre. Este es un proceso que, como ya se afirmó, no es lineal, pero que es el más común y el más fácil de seguir.
b) Contraria a la original. Otra forma de seguir el estilo intergeneracional es ir aparentemente en contra de él. Pero como ocurre con los adolescentes que creen que se liberan haciendo lo contrario de lo que sus padres dicen sin darse cuenta de que están igualmente encadenados, lo mismo le ocurre a algunas personas. Generalmente tuvieron una infancia infeliz por falta de afecto o porque no les gustó el estilo de interacción de sus padres al ver que era tan costoso emocionalmente hablando, que en ocasiones intentan deshacerse de la transmisión intergeneracional con el simple recurso de no buscar pareja. Algunas veces dicen que tienen miedo a comprometerse, pero cuando se observa de cerca los estilos de sus padres, son muy infelices y costosos emocionalmente a pesar de haber sobrevivido como pareja. Otro recurso es buscar a una pareja completamente opuesta a los estilos de sus padres. Pero al ser radicalmente opuesta, resulta con las mismas desventajas opuestas a las relaciones de sus padres y por lo tanto igualmente costosas (Hall y Docherty, 2000). Generalmente esta forma de seguir el estilo intergeneracional es un intento de evadir las consecuencias de una forma impulsiva y poco exitosa. En esta forma, puede haber un poco más de conciencia de lo que se quiere evitar, pero no siempre es así. Adolfo es una persona que se fijó metas muy diferentes a las de sus padres. A diferencia de ellos, es profesionista, tiene ingresos suficientes y cree sentirse seguro de sí mismo. Sin embargo, en el fondo es igual de inseguro que sus padres y lo que ha hecho, ha sido a costa de montarse una máscara que no le pertenece. Pero de esto no es conciente ni quiere serlo, porque le sería muy doloroso.
c) Transformada a partir del análisis. Esta es la forma más difícil y poco frecuente de seguir un estilo intergeneracional. Se requiere de un análisis y unas conciencias difíciles de adquirir, pero no imposibles. Generalmente esto se consigue a través de un proceso psicoterapéutico, pero no necesariamente es así. El ser humano, en ocasiones, es capaz de reflexionar sobre lo que le está ocurriendo y lo que le causa daño. La dirección de la reflexión no necesariamente sigue el mismo sendero lógico, pero si puede llegar a la misma conclusión, que es necesario cambiar los estilos de comportamiento, ver el mundo de una manera diferente. De tal forma que se tenga una visión que le permita observar desde una perspectiva diferente a la que se aprendió a través de la familia. Existen personas que se inclinan a buscar cosas diferentes, cosas que les haga sentir mejor. En ocasiones tienen una autoestima lo suficientemente fuerte para poder apreciar las críticas a su familia que hace su pareja, en su justa medida. Se observa a la familia en su verdadera dimensión. Sin verlos como personas mal intencionadas y malvadas, pero tampoco viéndolas como seres angelicales y perfectos. Más bien viéndolos como seres humanos, con sus defectos y virtudes. Esta visión le permite al individuo analizar los estilos de su familia, pero también los propios que puede cambiar para mejorar. Es un impulso racional e intencional que es difícil de sostener, por lo que las recaídas son frecuentes. Pero, aún así, es posible avanzar. Estar atento a las reacciones propias para constantemente analizarlas y en su momento modificarlas. Es en realidad un proceso difícil de llevar a cabo y más difícil de sostener, pero es una de las metas de la psicoterapia. Llegar a tal grado de cambio como para modificar las cosas de una forma más positiva para el sujeto y las personas que lo rodean.

El análisis de la transmisión intergeneracional es importante dentro de la psicoterapia porque permite observar la manera en que la familia del sujeto se ha ido desempeñando a lo largo de diversas generaciones. Esto da la posibilidad,  tanto al psicoterapeuta como al sujeto de intervención, una visión mucho más amplia del problema que se está analizando. En algunas ocasiones dentro de la  psicoterapia, esto no es necesario porque el problema puede resolverse sin tanto análisis. Pero en otras ocasiones es necesario un análisis más detallado y contextualizado del problema, que permita explicar el problema no solamente en función del momento actual y de la responsabilidad exclusiva del sujeto. Sino dar una explicación en función de una historia que no solo le corresponde al sujeto como persona, sino que le corresponde en tanto es parte de un sistema familiar más amplio. Deacon (1999), subraya la importancia de un análisis intergeneracional, al igual que  Magnavita (2000), dentro del desarrollo de la psicoterapia. Incluso existen psicoterapeutas que se apoyan en el análisis intergeneracional para proporcionar consejo premarital a sus pacientes, lo que resulta fascinante (Lesage-Higgins, 1999) Estos son trabajos recientes que resaltan la importancia de hacer un análisis intergeneracional en casos de problemas familiares complejos. Y es que visto a la luz de la lectura del presente trabajo, se ve como natural analizar las interacciones de la familia de origen como una forma de contextualizar el problema del sujeto. Resulta de particular interés para la psicoterapia observar la manera en que el sujeto ha asumido lo ocurrido con él en el pasado. Como ya lo pudimos observar en las entrevistas ya presentadas, existe una gran variedad de formas y estilos. Hay sujetos que se dejan vencer por la adversidad, mientras que otros lo toman como un reto a vencer. Muchos otros siempre han tenido lo que han querido sin luchar tanto y no tienen problemas con el ambiente. Mientras que muchos otros, a pesar de que siempre han tenido todo, desean más y se quejan de su suerte. Todo esto es resultado de la interacción del sujeto con su ambiente.

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