Por lo tanto la creación de nuevas formas de vida y de la experiencia inmediata sólo es posible a través del acto social del juego, de lo lúdico y es que “es el deseo de jugar lo que toda revuelta real contra la pasividad uniforme de esta sociedad de la supervivencia y del espectáculo ha afirmado” (VVAA, 2004) El juego es la participación, la realización inmediata, la comunicación y si se permite, la autorrealización, es el medio y el fin de la Revolución Total(1) Lo lúdico es el único mecanismo que escapa a los tentáculos de la sociedad espectacular-mercantil y el único medio para llevar a cabo experiencias realmente vividas. A partir de esta deducción los situacionistas jugaron, nunca mejor dicho, al despiste, comenzaron a llevar adelante acciones y a publicar artículos en Internationale Situacionisme de carácter lúdico y festivo pero siempre apuntando hacia la revuelta .Las derivas, el urbanismo unitario, la creación de situaciones, la psicogeografía, son algunas de las técnicas que los situacionistas utilizaron para hacer la vergüenza más vergonzosa al denunciarla.
Movimiento Provo: “vota a Provo, verás que risa” ¿Quiénes fueron los provos? Quizás tenemos que buscar el origen y significado en su inspirador, Roel Van Duyn (2). Este anarquista influido por los textos de Kropotkin resulta el cerebro de todo un movimiento lúdico subversivo y político como fue el movimiento Provo. En su texto “the Boodschap van een wijze Kabouter”(3) - Mensaje de un enanito sabio - ofrece las claves para entender sus acciones y por qué este movimiento se extendió como la pólvora entre la juventud holandesa en la década de los 60. Nacido en 1943, se unió en 1961 al colectivo anarquista “Seguidores de Domela Nieuwenhuis (4)”. No será hasta 1965 cuando funde la revista Provo, de la que tomará nombre este anti-movimiento. Cientos de estudiantes, de artistas y de intelectuales se unieron a él en ese juego revolucionario al que les invitaba la revista. La estrategia consistía en desenmascarar cualquier tipo de personalidad autoritaria, no sólo en el comportamiento individual sino en las estructuras del poder, organizaciones e instituciones. Su fin último y objetivo final era la creación de individuos libres, autónomos, autosuficientes y capaces de expresarse. Desde 1965 actuaron en Amsterdam, ciudad a la que consideraban un “centro mágico”, por medio de happenings, sabotajes y lo que llamaban planes blancos, destinados a solucionar los problemas sociales y ecológicos. Los provos fueron, junto a los yippies (5), los reyes de la provocación activista. Podemos denominar a un provo como una persona que rechaza “el ansia monetaria del capitalismo que educa para el tener, menospreciando el ser. Provo estaba contra la gris política burocrática que impide la espontaneidad. Provo era beligerantemente disidente: sus miembros - decía la revista Provo- sólo pueden ser gente creativa e individual mediante conductas antisociales. Provo era antimilitarista y condenaba la neurosis de una desquiciada carrera de armas. Su grito era el Provo never ruled - Provo nunca mandó -” (Home, 1998) La revolución de la vida cotidiana que supuso este movimiento, será uno de los precedentes que empujaría a los estudiantes y trabajadores a tomar las calles en mayo de 1968. Los provos declararán la calle su espacio de acción en 1965. Fueron pioneros en este sentido e hicieron de los happenings su elemento idiosincrático y su mejor forma de expresión; a través de este evento efímero que mezcla el arte y la performance en espacios públicos desestabilizaron el status quo de muchas capitales holandesas. La capacidad para ridiculizar y provocar a la policía era infinita, jugaban al juego del gato despistado y el ratón listo, constantemente. En el primer número de la revista Provo se podía leer (sería toda una declaración de principios y se convertiría en su manifiesto):
Los “planes blancos” pergeñados por los provos fueron siempre tan exagerados que resultaron irrealizables. El conocido como primer plan blanco fue el denominado «Witte fietsen plan» que preveía la socialización de los medios de transporte en Amsterdam. Por cualquier parte de la ciudad debían colocarse bicicletas blancas a libre disposición de los ciudadanos. Para ello exigieron a las autoridades la compra de más de veinte mil bicicletas. Su fin último era eliminar los coches. La propuesta no prosperó y terminó con la policía cargando contra la multitud el día de la presentación de la primera “bicicleta blanca”. Otra estrategia consistió en publicar un listado junto con la revista de las casas vacías y abandonadas de Amsterdam invitando a los homelessa ocuparlas y otra, bajo el lema, “pórtate bien con la policía, mi amigo el poli bueno” invitaban a la policía a que repartiesen preservativos a los adolescentes, cerillas entre los fumadores y muslos de pollo a los vagabundos. Esa ironía y acidez a la vez era un mecanismo para decirle a Amsterdam y a todo el mundo que no querían vivir como vivían, que la desilusión por la vida estaba acabando con todo progreso real. Para ello unieron juego y reivindicación como nadie lo había hecho antes, jugaron a lo absurdo para denunciar a la estructura espectacular-mercantil. Su táctica consistió en obligar a las autoridades a revelar el carácter esencialmente opresivo oculto bajo su máscara sonriente y tolerante; provo utilizó el juego, la sátira y la musicalidad para desenmascarar toda personalidad autoritaria. Algunos autores afirman que la falta de organización disolvió el movimiento, otros que su fin sólo podía ser de esa manera. Sea como fuere el movimiento desapareció en 1968. Según Stewar Home las actividades de los provos estaban ya siendo asimiladas por éste. Con todo, los neoanarquistas Provo, como los considera Máximo Teodori (Teodori, 1978), consiguieron en 1966 un total de 13.000 votos (1 concejal), y tres años más tarde, los Kabouters (los duendes), que sucedieron a Provo, obtuvieron 38.000 (5 concejales). Al final, algunos provos se decidieron por la reforma política a través de partidos verdes, otros siguen en el activismo, otros se dedicaron a la literatura, y también hubo quienes se reciclaron en el mundo de los negocios. A.F.R.I.C.A. en su Manual de la Guerrilla de la Comunicación, afirma que lo que ha quedado en herencia es que: “Desde los tiempos de los provos se ha tornado difícil hacer política seria en Holanda. Por lo menos por parte de la izquierda. Demasiada gente ha comprendido que existen otras cosas más importantes y menos aburridas”. (VVAA, 2000) Lo lúdico se entendió como el elemento perturbador por excelencia, los Provos inauguraron un arte, que a día de hoy sigue siendo igual de efectivo en las reivindicaciones sociales que cuando era puesto en práctica por los provos.
BIBLIOGRAFIA Home, Steward (1998) El asalto a la cultura. Virus. Barcelona. Teodori, Máximo (1978). Las nuevas izquierdas europeas (1956-1976). Volumen I y II. Blume. Barcelona. Van Duyn, Roel (1975) Mensaje de un provo, Fundamentos. Madrid. VVAA. (2000) Manual de guerrilla de la comunicación. Virus. Barcelona. VVAA (2002) Potlach, Literatura Gris, Madrid VVAA (2004) Sección Inglesa de la Internacional Situacionista. La Revolución del arte moderno y el moderno arte de la revolución. Pepitas de Calabaza. Logroño. .
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