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TEOTIHUACANOS (Fastlicht, págs 18-19, Kuri 2015, págs.66 y 87)
Teotihuacan, que significa lugar "donde los hombres se vuelven dioses", fue un gran centro ceremonial que los conquistadores aztecas encontraron ya en ruinas, pues parece que fue incendiada a principios del siglo X o tal vez antes.
Teotihuacan, el gran centro cultural, sigue siendo un enigma, hoy aún más que antes. Se han descubierto magníficos palacios como el de las "mariposas", el de los "caracoles emplumados" y, entre las pirámides del Sol y la Luna, van surgiendo ruinas de un gran centro suntuoso y de una grandiosa ciudad en la que se erigieron templos y edificios con frescos de gran riqueza de colorido y cuyo origen es todavía desconocido.
En sitio cercano al centro ceremonial de Teotihuacan se encuentra Tepantitla con los restos de un antiguo palacio. Tepantitla se encuentra en el noroeste de la zona arqueológica de Teotihuacán en un puble llamado San Francisco Mazapán. Tepantitla es probable que fuese ocupada por la clase sacerdotal, que realizaba cultos o rituales relacionados con el agua en su barrio o dentro de la ciudad de Teotihuacan. Otros sectores fueron Tetitla, que gozó de cierto estatus económico (clase alta); Atetelco, la escuela de los guerreros y la Ventilla, donde vivían los artesanos y agricultores.
En esta zona arqueológica se encuentra una pintura mural policromática de una auténtica belleza autóctoma, a la cual se le conoce como Tlalocan o Paraíso de Tlaloc (550-650 d.C.). La pintura es simbólica y esencialmente religiosa, una representación ritual en una relación entre lo divino y lo natural, la forma de vida, lo que sucedía cotidianamente en esta gran metrópoli, considerada totalmente cosmopolita ya que venía gente de diferentes partes por cuestiones de comercio o de religión, asentándose alrededor del centro ceremonial al encontrar una mejor forma de via.
Este mural está divido en dos partes, una donde el dios de la lluvia (Tláloc) arroja semillas y gotas de agua con un todado de plumas de quetzal azules, aparece una montaña con una cueva, de la cual brota un río en el que se ven hombres nadando, peces, plantas, animales acuáticos y en el entorno hay numerosas figuras de hombres realizando actividades físicas como el juego de pelota, cantando, danzando y otros rituales, rodeados de mariposas, flores y diferentes tipos de plantas.
En otra habitación contigua, se encuenra una procesión de sacerdotes en un ritual consagrado totalmente al agua, la tierra y la felicidad, éstos tienen una bolsa con copal y otra con semillas que arrojan a la tierra; su tocado es una cabeza de cocodrilo (relacionado con lo terrenal y lo divino), ataviados con plumas ornamentales también reslata una cinta que cuega de la mano derecha donde tienen pegadas semillas de cacao.
Entrando de lado izquierdo, en la parte inferior, se encuentra un mural en el que se observa la parte médica, en el que se pueden contemplar diferentes actividades médicas herbolarias y técnicas terapéuticas. Aquí es donde se encuentra la única posible representación odontológica en el mundo prehispánico, pues en ninguna otra parte de nuestro continente ni en murales, pintura o códices se ha encontrado otra representación que haga referencia a la cuestión dental.
En el mural, se representa a una persona inclinada con los brazos rectos y las manos apoyadas en el suelo con las piernas dobladas en una posición parecida a la que adopta un animal al sentarse sobre su parte posterior, enfrente hay otra persona que está introduciendo o sacando un objeto parecido a una navaja de obsidiana de la boca del personaje que aparece en cuclillas. Las dos personas están vestidas únicamente con taparrabo.
Fastlich concluye que se muestra a un curandero que en su mano izquierda sostiene un cuchillo de pedernal, con el que probablemente lima los dientes del otro sujeto o lleva a cabo alguna otra intervención en su boca. Es de notar la voluta de la palabra, indicando que la acción del curandero se acompaña de cierta fórmula verbal, tal vez de orden mágico. Este fragmento es muy conocido en la odontología mexicana, denominándolo "la extracción maya"
El emblema fue conocido mundialmente en 1972, durante el Congreso Dental Internacional de la FDI, y nos identifica con nuestras raíces y nos recuerdo el alto nivel cultural de los pueblos mesoamericanos, antes de la llegada de los españoles. La carrera de Cirujano Dentista de la FES Iztacala ha utilizado en el pasado este fragmento del mural de Tepantitla dentro de su logotipo que se ilustra a continuación:
| Cráneo Prehispánico procedente de Teotihuacán correspondiente al entierro 204-J presenta incrustaciones en jade y probables restos de cemento en los tallados de incisivos centrales superiores que perdieron sus incrustaciones. (Dufoo, 2010) |
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