INTRODUCCIÓN
Construcción de la eponimia
Según con el mecanismo que les da forma, la mayoría de los epónimos se crean mediante una construcción de genitivo, en castellano con la preposición «de», que implica origen o pertenencia: tendón de Aquiles o síndrome de Down.
Otros epónimos se generan desde un nombre propio como si fuera una raíz a la que se añaden prefijos, sufijos u otras variantes para obtener derivados. Se crea un sustantivo común a partir de uno propio y viceversa. O bien el nombre propio se vuelve un sustantivo común: Himen nombre propio de un hijo de Apolo y dios del matrimonio, no sufre y designa la membrana mucosa que cubre la entrada de la vagina. Morfina se produce por derivación de Morfeo, dios de los sueños. Una vez formado, el epónimo se comporta como cualquier otra voz de la lengua, que puede dar lugar a diferentes palabras por composición o derivación: morfinismo, seudomorfina, morfínico, morfinización, morfinomanía... Además, los nombres propios o comunes pueden adjetivarse, en el caso del diagnóstico holmesiano—diagnóstico por exclusión—, debe su nombre al célebre Sherlock Holmes; el pensamiento janusiano —aquél que establece oposición entre dos conceptos o ideas que coexisten y operan simultáneamente—, tiene adjetivo derivado de Jano, el dios al que siempre se le representa con dos caras que miran en direcciones opuestas; el ganglio délfico —ganglio que, cuando aparece, muestra un significado ambiguo, incierto, inseguro—, viene del hermético oráculo de Apolo en Delfos.
El uso de un nombre propio como epónimo no impide utilizarlo también para crear otros, de cualquier tipo. Por ejemplo, de Adán, nombre del que según el Génesis bíblico provenimos, hay la expresión anatómica nuez de Adán o manzana de Adán, pero también, complejo de Adán, deficiencia de Adán, incluso complejo de Adán y Eva o evolución de Adán y Eva. Todos ellos, se han fabricado por construcción de genitivo. De Venus, diosa del amor y la feminidad, en la mitología latina, tenemos epónimos médicos que se han formado tanto por adjetivación —enfermedad venérea—, como por construcción de genitivo —monte de Venus o collar de Venus—. Afrodita, Venus en la mitología griega, nos dió diversos eponímos, como afrodisíaco, anafrodisia o hermafrodita, y en botánica, las plantas afroditas, que son las que se reproducen de modo asexual.
Es posible, que un nombre propio originara un epónimo caduco que antes de desaparecer acuñó un segundo epónimo todavía en uso. Así, con Saturno, dios del tiempo entre los latinos -equivalente al Cronos griego-, bautizó un planeta y que, por asociaciones entre planetas y metales sirvió desde la antigüedad hasta el siglo XVII, denominó al plomo. En el XIX se denominó saturnismo a la intoxicación por sales de plomo, aún cuando saturno y plomo ya no asociaban una idea.
ir a INICIO |