ANTIBIÓTICOS o ANTIMICROBIANOS.
(Slavkin, 812; Meurman, 807; Alexander, 815; Harrison, 827)
Justificación
En promedio, una boca adulta contiene más bacterias que toda la población humana en el planeta. En una “boca limpia”, de 1,000 a 100,000 bacterias pertenecientes a más de 300 especies bacterianas pueden adherirse a cada superficie dental. Otros estudios hablan de que la boca es el hábitat de hasta 1,000,000,000,000 microorganismos (10 a la 11 potencia) en 1 mg de placa dentobacteriana. Estos microorganismos pueden ser benignos o causar una variedad de enfermedades infecciosas oportunistas que pueden ir desde una garganta irritada hasta una meningitis. La protección para el desarrollo de enfermedades está generalmente dada por el sistema inmunológico de cada individuo. En el consultorio dental, tanto el paciente como el equipo de salud tienen que vérselas también con exposición a los microorganismos de la sangre y de la saliva. Para el equipo dental la protección se deriva del uso de protocolos asépticos efectivos, precauciones universalmente reconocidas y el uso de las vacunas accesibles (hepatitis B). En el caso del paciente, la protección apropiada está asociada con hábitos personales de higiene, dieta y estado inmunológico. El tratamiento frecuentemente incluye el uso de antibióticos.
La mayoría de los microorganismos de la flora bucal son inofensivos pero si la condición general del paciente está debilitada por alguna razón, las bacterias con una virulencia normalmente baja, pueden ser peligrosas. La microflora subgingival es mayoritariamente anaerobia y la mayoría de las infecciones orales son causado por bacilos gram negativos.
Después de extracciones dentales, tratamientos periodontales y tratamientos endodónticos se desarrolla bacteremia dentinogénica entre el 17% y el 100% de los pacientes. El grupo mejor conocido de bacterias son los estreptococos viridans gram positivo.
Se sabe que las células del endocardio y de los glomérulos reaccionan con los componentes estructurales del estreptococo viridans lo cual hace que el corazón y los riñones sean particularmente sensibles a la infección de este microorganismo en algunas enfermedades. La profilaxis antibiótica es una necesidad en este tipo de paciente antes de cualquier procedimiento que cause sangrado.
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