Formas defectuosas de la relación médico-paciente
Cuando la disfunción en la relación depende de los participantes individuales, se pueden establecer diversas modalidades que la favorecen y que se manifiestan en momentos diferentes del proceso.

Polarización “magia-omnipotencia”. La manera defectuosa en la vinculación se da cuando se presentan formas de pensamiento y actitudes características del desarrollo infantil. El paciente espera, de manera mágica y pasiva, que alguien grande, poderoso, deificado, como lo fueron sus padres en la primera infancia, se haga cargo de su curación. El terapeuta también, como en otra etapa del desarrollo infantil, se inviste de estas características de grandiosidad y poder para ofrecer de manera omnipotente la cura que espera el paciente. Alianzas en las que se complementan la esperanza mágica de los enfermos con la actitud omnipotente del médico las observamos en las siguientes categorías.
El mercantilismo, donde la finalidad de la curación o alivio se ha desplazado al intercambio de bienes económicos. Los procedimientos diagnósticos o terapéuticos se utilizan para lucrar o para cubrir el costo del equipo utilizado por el médico u odontólogo. Por parte del
paciente, entre más caros los servicios mejor los considera y los supone de mejor calidad.
La charlatanería. Es notable el éxito de prácticas charlatanescas utilizadas por legos o por
profesionales, al grado que se dice que una medicina u odontología de “éxito” debe acompañarse de cierto grado de charlatanería. En este tipo de prácticas es donde la asociación de magia y omnipotencia tienen su expresión por excelencia. Los procesos de diagnóstico se sustituyen por promesas verbales de curación. La idealización del
terapeuta sustituye a los procedimientos terapéuticos y el error diagnóstico se da por omisión, al igual que el daño terapéutico, aunque con frecuencia se suele alegar que “un poco de esperanza y fe no dañan”.
La medicina esotérica. En estos casos, la esperanza, la fe y el poder se sitúan en cosas, hechos y procedimientos que se relacionan con lo oculto o misterioso. La omnipotencia se hace residir en espíritus, poderes o seres que van a satisfacer el pensamiento mágico del
paciente.
La idealización de modas médicas y súper especialidades. En ambas categorías se unen la esperanza mágica del enfermo con la omnipotencia que el médico deposita en el profundo pero restringido mundo de su especialidad. La necesidad de que intervengan múltiples especialistas provoca una pérdida de la visión general y se fragmenta la atención a la persona humana.
Instituciones o consultorios como lugares de peregrinación o centros rituales. Hoy en día algunas instituciones y consultorios médicos u odontológicos han ocupado el sitio de lugares de peregrinación o centros rituales a donde anteriormente acudían los pacientes para remediar sus males y enfermedades. La cirugía ha llegado a ocupar el sitio que tenían los sacrificios o las ceremonias rituales para resolver conflictos humanos. Para los conflictos emocionales que surgen en cada edad se practica una operación, muchas veces sobre órganos sanos: la amigdalectomía, en la pubertad; la apendicetomía, en la adolescencia; los abortos, en la juventud temprana; las cesáreas o histerectomías en la madurez; o las operaciones estéticas, a cualquier edad.
Inadecuación de personalidades. Una problemática frecuente surge cuando ante defectos de personalidad del paciente, se reactivan defectos de personalidad del médico, que provocan situaciones disfuncionales en la vinculación y en el desarrollo de la interrelación médico y paciente.
El vínculo que se establece se caracteriza por la incomprensión mutua. En el paciente se
encuentran reacciones de sometimiento o de rebeldía, mientras el médico desarrolla
reacciones de autoritarismo o de decepción ante las actitudes del paciente; en muchas ocasiones la tendencia es al rompimiento de la relación. El médico considera insoportables, suspicaces y “odiosos” a los pacientes. Los enfermos repiten el abandono, devaluación y búsqueda sucesiva de nuevos médicos y tratamientos, sin poder permanecer en una relación estable.
Inadecuación emocional. Cuando las reacciones o condiciones emocionales de los pacientes son desconocidas o ignoradas por el médico, el vínculo se establece de manera anormal, con manifestaciones hostiles que impiden el avance del proceso médico. El paciente desarrolla síntomas funcionales, como equivalentes de su angustia, tristeza o
sentimientos de culpa no comprendidos, y el médico llena expedientes con resultados
“normales” en una interminable búsqueda de “organicidad”. Durante la relación se cursan por diferentes actitudes. Ante la tristeza y las reacciones del paciente, el médico dedica todos sus esfuerzos para lograr una curación; después, con coraje y decepción, se queja de la falta de interés del paciente por curarse. Por último, ante lo inevitable, el médico vive el fracaso de su afán curativo y evita al paciente; así, lo que el médico evade es su propia angustia, tristeza y sentimientos de culpa.
Incompetencia del médico y diferencia cultural del paciente. En estos casos el proceso se ve trastornado por fallas en el diagnóstico o errores en el tratamiento, que producen secuelas de complicaciones médicas y defectos básicos de comunicación. El vínculo se realiza por medio de instrumentos y aparatos, sin experiencia clínica ni comunicación verbal.
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