DEFINICIÓN DE INFLAMACIÓN. (Menkin 1947; Trowbridge ix; Kumar 2015; Antonelli 2017)
Menkin (1947) definió la inflamación como una reacción compleja vascular, linfática y tisular local de un organismo superior a la acción de un irritante.
Trowbridge (1997) la define como una reacción defensiva de los animales superiores ante la presencia de cualquier estímulo dañino. Podría considerarse a la inflamación como un mecanismo inmunológico de importancia definitiva para la economía del cuerpo.
Kumar (2015) define la inflamación como “una respuesta a las infecciones y al daño tisular que lleva a las células y moléculas de defensa del huésped desde la circulación a los lugares donde son necesarias a fin de eliminar los agentes causales”. Es evidente que esta definición es insuficiente; muchos trastornos actualmente definidos como inflamatorios, se producen en ausencia de infección, daño tisular o un agente causal aparente, por ejemplo la gota o las enfermedades autoinmunes.
Antonelli (2017) propone una modificación de la definición de Orozco et al.: “La inflamación es la respuesta inmune innata a los estímulos perjudiciales como los gérmenes, las lesiones y el estrés metabólico.” La función fundamental de la inflamación es restablecer la homeostasis óptima, al igual que sucede, según Claude Bernard, con todos los mecanismos del cuerpo.

En el primer número de la revista Inflammation, su editor GeraM Weissmann, M.D. (Weissmann,1975) escribió: "La inflamación se ha vuelto una disciplina. Este enunciado no solo apunta a la respuesta biológica observada en animales tan simples como las larvas de estrella de mar (Metchnikoff) o tan complicados como el hombre mismo en un campo de estudio, sino también que los métodos utilizados para el estudio de la respuesa inflamatoria constituyen una forma única de analizar las respuestas tisulares. Esta forma especial, que deriva de la biología celuar, de la bioquímica, de la patología y de otras disciplinas, es en realidad comenzando a verse como si fuera gobernada por sus propias normas, sus propios parámetros y sus propios sistemas estrictos de apreciación."
Debido a que la infección es la reacción a un microorganismo, los términos inflamación e infección no son intercambiables. Un paciente puede padecer una respuesta inflamatoria sin infección, sin embargo, a la inversa no es posible. En todos los casos la inflamación es básicamente un fenómeno vascular.
La palabra inflamación definida por el diccionario, en su primera acepción, como "acción y efecto de inflamar o inflamarse", del latín inflammare: encender una cosa levantando llama o flama, lo cual conjunta el color rojo, una sensación de calor y frecuentemente dolor.
Posteriormente, se comenzaron a diferenciar variedades dentro de lo que se denominaba inflamación. Hace tiempo que se sabe que la inflamación no siempre se resuelve, que podría seguir por tiempo indefinido y que podría tomar la forma de purulencia, fibrosis o destrucción tisular persistentes, como en los abscesos o las cavidades tuberculosas.
La reacción inflamatoria tiende a ser estereotipada. Independientemente de la naturaleza del estímulo, ocurre una secuencia de eventos donde el agente dañino tiende a ser localizado y en última instancia, destruído.
Actualmente se reconoce que no hay un diferencia muy clara entre inflamación e inmunidad. La inflamación aguda, la inmunidad innata, la inmunidad humoral y la inmunidad mediada por células, todas juntas ofrecen al huesped una amplia variedad de armas con las que puede combatir patógenos y conducir hacia la curación. El papel fundamental de estos sistemas es proteger al individuo de la invasión de microrganismos infecciosos que pueden causar una enfermedad. Los neutrófilos y macrófagos son fagocitos móviles que constituyen la primera línea de defensa en contra de los microorganismos invasores.
Para hacerlo más sencillo, la inflamación se divide ordinariamente en tres etapas: inflamación aguda, inflamación crónica y curación.
La inflamación aguda tiene un establecimiento abrupto y de corta duración, mientras que la inflamación crónica es de natualeza persistente. Ordinariamente, la inflamación aguda precede a la modalidad crónica, pero la inflamación crónica puede ser primaria en algunos casos como en las reaccones inmunológicas tales como hipersensibilidad y reacciones inmunológicas mediadas por células.
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