UN BUEN INVESTIGADOR DEL DIAGNÓSTICO DEBE POSEER: (Ingle 5, 205)
De todos los recursos diagnósticos imporantes, el arte de escuchar es el más subestimado. El escuchar con cuidado y atención permite establecer empatía entre paciente y dentista, comprensión y confianza. Tal relación también mejora la confianza en el paciente como informante.

- Conocimientos. En principio, el dentista deberá confiar en sí mismo, más que en el laboratorio. Esto incluye el familiarizarse con todas las causas bucofaciales locales del dolor, así como las variadas causas generales, neurógenas y psicológicas. Deberá tener presentes los múltiples cambios físicos, perceptuales, emocionales y de comportamiento desencadenados por el dolor crónico. Ha de saber que el dolor constante y abrumador puede afectar el funcionamiento de diversos órganos del cuerpo. El clínico sagaz recabará datos sobre el paciente y su problema a través de una historia clínica y un examen clínico minucioso.
Entre los conocimientos es preciso mencionar también la imporante cualidad de saber cuándo y dónde remitir al paciente para alguna interconsulta adicional. A veces es remitido porque el examinador ha agotado sus conocimientos y requiere ayuda para el diagnóstico. El reconocimiento de sus limitaciones y falibilidad es también una cualidad importante del dentista.
- Interés. Deberá interesarse mucho por el paciente y su problema y dar pruebas de este interés tratado al paciente con paciencia y comprensión. Si esta actitud no le es natural, el dentista prestará un mejor servicio remitiendo al paciente con otro facultativo.
- Intuición. Denominado también "sexto sentido" o percepción de la verdadera base del problema o la presencia de lo inaudito. Esta habilidad, que en ocasiones permite un diagnóstico instantáneo, se desarrolla mediante la experiencia amplia con problemas de dolor que plantean diagnósticos poco usuales y múltiples.
Es la intuición la que dice al dentista cuándo el paciente está ocultando datos importantes o no está diciendo toda la verdad. Avisa al examinador cuando un paciente "sabe demasiado", esto es conoce todas las palabras y síntomas relacionados con determinada afección.
- Curiosidad. Es necesario sentir o desarrollar una curiosidad natural con respecto al paciente y su afección, a fin de conservar la perseverancia para llegar a un diagnóstico. Sicher comparaba el diagnóstico dental con las acciones de un buen detective. Medawar describe el diagnóstico como el empleo del sistema hipotético-deductivo.
El dentista al que aburren los minuciosos métodos de diagnóstico nunca tendrá la curiosidad de hurgar un poco más profundo, sonderar un poco más, preguntar lo insólito.
- Paciencia. El diagnóstico de un dolor raro puede requerir horas, días y aun meses. Algunos pacientes se quejan de dolor de origen extraño habiéndolo padecido durante años, por lo que no puede esperar establecer un diagnóstico en cuestión de minutos.
Una vez más, si el dentista no está dispuesto a sacrificar el tiempo necesario, se recomienda remitir al paciente para su diagnóstico.
- Sentido. El dentista competente para el diagnóstico deberá poseer la astucia para comprender lo que le revelan sus sentidos. Ante todo tiene la voz para preguntar y oídos para escuchar, ojos para mirar y manos para tocar y palpar. Señala Friedman "es necesario aprender a escuchar con el tercer oído y mirar con el tercer ojo".
Sin embargo, lo que controla estos sentidos es la mente, y si ésta no indaga y luego razona o no ha acumulado los conocimientos necesarios para averiguar y por último analizar-sintetizar, los sentidos serán inútiles. La mente deberá enumerar las posibles causas del dolor y después descartando una por una hasta llegar al diagnóstico correcto.
Coniecturalem artem esse medicinam. La medicina es un arte adivinatorio. (Aulus Conrnelius Celsus, ca. 25 a. C. - 50 d. C., enciclopedista romano)
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