FUNCIÓN NUTRITIVA DE LA PULPA
CIRCULACIÓN VENOSA (Gómez de Ferraris, 224)
En el sistema de retorno venoso, los capilares se funden hacia una secuencia de vénulas cuyas paredes son todavía más delgadas y más delicadas que aquellas de las arteriolas. Los grandes vasos están rodeados por una túnica intima, que consiste de un recubrimiento endotelial y una extremadamente delgada capa media y una adventicia que es escasa o totalmente ausente. Las paredes de las vénulas pequeñas son tan delgadas que el intercambio de líquidos se realiza aquí como en el nivel capilar.

La circulacion sanguÍnea de la pulpa es de tipo terminal, ya que entre los vasos aferentes y los eferentes, de menor calibre, existen comunicaciones aitematlvas, como anastomosls arteriorvenosas y venovenosas, que constituyen Ia llamada, por algunos autores, microvascularización pulpar y cuya función es Ia de regular el flujo sanguíneo.
Las anastomosis arteriovenosas tienen forma de asas en U, son puntos de contacto directo entre la circulación arteial y venosa, y a través de ellas se desvía la sangre del lecho capilar. Mediante Microscopía Electrónica de Barrido, (previa inyección de resinas plásticas a fin de obtener un calco del sistema vascular), se ha comprobado Ia existencia de anastomosis venovenosas que se extienden hacia la predentina. Las investigaciones histofisiológicas demuestran que la vitalidad del elemento dentario depende en mayor grado de su microcirculación que de su mecanismo sensitivo.
Se considera que el flujo sanguíneo pulpar es el más rápido del organismo, alcanzando una velocidad de 0,3 a 1 mm/seg en las arteriolas, de 0,15 mm en las vénulas, y de 0,08 mm en los capilares, lo que provoca que la presión sanguínea pulpar sea una de las más elevadas en comparación con otros tejidos orgánicos. Sin embargo, estudios recientes han mostrado que en la pulpa la presión arteriolar es menor y la venular es rmayor, con respecto a otras estructuras tisulares.
Los transtornos del flujo vascular se asocian con una alteración de la sensibilidad, cuando aumenta
el flujo (en la inflamación), disminuye el umbral de los nervios pulpares más grandes (fibras A), produciendo un aumento en Ia respuesta a los estímulos térmicos, frío y calor. Por el contrario cuando el flujo disminuye, se suprime la actividad de estas fibras, más que las de tipo C, lo que produce cambios en la calidad del dolor.
Actualmente una de las pruebas clínicas para verificar la vitalidad pulpar, es la medición del flujo
sanguíneo pulpar o flujometría con láser doppler.
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