TÉCNICAS DE REFUERZO O SUPLEMENTARIAS EN ENDODONCIA
INYECCIÓN INTRAÓSEA (Malamed 6 ed. Parte III)
En su origen, la anestesia intraósea precisaba el uso de una fresa redondeada para acceder al hueso interseptal expuesto quirúrgicamente. Una vez creado el orificio, se introducía una aguja en el mismo a través de la cual se inyectaba la solución anestésica.
En los últimos años, la técnica intraósea se ha modificado por la introducción de diversos dispositivos que simplifican el procedimiento. El sistema Stabident fue el primer dispositivo ideado, seguido por el sistema X-Tip, y más recientemente por el IntraFlow. El sistema Stabident se compone de dos partes: un perforador (una fresa que perfora el hueso cortical con una pieza de mano convencional de velocidad lenta y contra-ángulo) y una aguja larga (8 mm) de calibre 27G, que se introduce en el agujero creado, a través de la cual se administra el anestésico.

 
Su continuado uso ha resultado en una serie de equipos o kits (Hypo, Stabident, X-Tip) que facilitan la técnica haciendo innecesaria la incisión tradicional. Las diferentes técnicas varían, pero en general, incluyen la anestesia por infiltración del área, la colocación de una guía para la trepanación de la cortical llegando al hueso esponjoso y la introducción del orificio de la aguja, ya sea con la misma guía utilizada o de una especial.
Si el paciente tiene una encía insertada muy angosta en el sitio elegido para la inyección intraósea, o si tiene padecimientos periodontales severos, estará contraindicada.
Como las inyecciones intraóseas depositan el anestésico local en una zona vascular, se recomienda emplear el volumen mínimo recomendado de anestésico local para evitar una posible sobredosis.
Además, en las inyecciones intraóseas se aconseja utilizar anestésicos locales «simples» debido a la elevada incidencia de palpitaciones observadas cuando se administran anestésicos locales combinados con sustancias vasoconstrictoras. Sin embargo, los endodoncistas que emplean con frecuencia las inyecciones intraóseas reconocen que la calidad y la profundidad de la anestesia es mayor cuando se usan los anestésicos combinados con sustancias vasoconstrictoras.
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